viernes, 19 de septiembre de 2008

Placer y vida, Lunahuaná un lugar para disfrutar...


Abrazo un amanecer colorido rebosante del verde de las campiñas, del celeste del cielo, de lo cristalino de su río; me invade un aroma a limpio aire de mañana, a ricas uvas frescas….

El pisco, los camarones, el pan caliente de las 3 de la mañana, los dulces, buganvillas, las parras, el río, el gran valle, las ruinas, los paseos a caballo, los puentes, la historia, la calidez y la belleza; eso es Lunahuaná, un valle ubicado en Cañete a 38 Km. al este de San Vicente y a 182 Km. al Sureste de Lima a casi dos horas de ésta. Tras un rápido recorrido por la panamericana sur, nuevas sensaciones, aventuras y sabores se abren paso en medio de ese mar verde que nos ofrece Lunahuaná con sol todo el año y un aroma a naturaleza espectacular.

El valle cuenta con miles de ofertas que harán de este viaje una experiencia inolvidable. Al ingresar a Lunahuaná el panorama se ve salpicado de invitaciones para disfrutar de la aventura y la adrenalina con el canotaje en el río Cañete, los posibles hospedajes son numerosos y pueden observarse en el camino; las ofertas son variadas, desde hospedajes simples y hogareños hasta grandes hoteles con todas las comodidades posibles.

Pero si lo que se busca es experimentar el valle de la manera más auténtica posible es recomendable quedarse en uno de estos hospedajes que ofrece comida típica desde un buen desayuno con queso frito y ahumado, yucas fritas y jugo con fruta fresca en todo el sentido literal de la palabra, pasando por un almuerzo digno de los dioses a base de camarones o cuyes u otras ofertas deliciosas hasta la cena no menos seductora para el paladar y un ambiente acogedor y familiar.

Una muy buena opción es la casa de la familia Sánchez que se encuentra a la entrada del valle y que ofrece hospedaje para los visitantes donde también funciona la granja restaurant “Valle grande” que no puedo dejar de mencionar ya que es uno de los lugares que con más cariño recuerdo por el trato tan gentil y la calidad de la comida que fue realmente genial, un punto al cual no se puede dejar de ir definitivamente y cerca de allí los “chups de lúcuma” a unas 5 puertas hacia abajo con un real sabor a esta fruta y los panes calientes a unas cuadras más allá.

Entre los innumerables atractivos, como ya mencionaba, que ofrece el valle se encuentran la exquisita gastronomía que elogia el paladar con sus sabrosos camarones frescos, el cuy en sus más inéditas presentaciones, el conejo, los tamales, las yuquitas con queso, la fruta fresca y demás delicias merecedoras de un especial reconocimiento.

Otro gran atractivo es el emblema de esta ciudad que es sin lugar a dudas el Pisco almacenado en las Bodegas de Pisco visibles por todo el valle llenas de historia y sabor conocidas desde la Colonia por su gran calidad junto a los vinos y macerados hechos a base de uvas quebranta, borgoña, Italia y Moscatel atendidas por generosos y amigables herederos de esta tradición quellevan con orgullo este arte en las venas.

Lunahuaná también cuenta con numerosos atractivos culturales, históricos y paisajísticos como INCAHUASI (Casa del Inca)construida por los Incas en el valle de Lunahuaná en el Km 30 de la vía hacia Yauyos. Incahuasi está conformada por cuatro grupos de edificaciones: el palacio del INCA, los CUARTELES con graneros y depósitos, la CIUDAD CONVENTUAL y la FORTALEZA con influencia notable de la cultura Chavín en las columnas que aún pueden apreciarse en el paisaje.

También podemos encontrar los pueblos anexos de Ramadilla, Socsi y el puente colgante, Lúcumo con su pequeña Iglesia, Paullo, San Jerónimo, Langla, Jita, Condoray, Uchupampa, Catapaya.

Lunahuaná es un pueblo que parece haberse quedado inamovible en el tiempo tras la mirada tímida pero amigable de sus pobladores en esas casas humildes rodeadas de granjas y chacras ricas en recursos que les regala la generosa tierra donde se asientan; con esos personajes inolvidables, los almacenes, las bodegas, los restaurantes campestres animados con el saludo de los ancianos y la sonrisa de los niños, la timidez de los pobladores y esa dulce inocencia que transportan a un rincón apacible de nuestra existencia recubierta por la agotadora rutina de la ciudad.

Lunahuaná es un pueblo tranquilo que ofrece al turista y al visitante todas aquellas cosas que hacen falta para disfrutar de la vida, definitivamente un lugar para vivir al extremo la vida y el placer de existir para disfrutar de ella.

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